Las terapias de reestructuración cognitiva están dirigidas a identificar cuáles son los pensamientos y creencias que tienes que no acaban de ajustarse a la realidad porque son rígidos, no contemplan varias opciones, y que hacen que la visión que tienes de ti mismo/a, del mundo, y de los demás, distorsionen tu interpretación de lo que está pasando. Estas creencias erróneas están en la base del sufrimiento y aparecen una y otra vez, contribuyendo a mantener y acentuar tu malestar.
Si notas que en tu vida chocas una y otra vez con los mismos problemas en el trabajo, en la pareja, con tu familia, … seguramente tus creencias distorsionadas estarán contribuyendo a la problemática. Por ejemplo, cuando las cosas no salen como tú quieres, la mayoría de las veces te enfadas mucho, crees que los demás te traicionan, tienes la impresión de que las personas que te rodean son todas tóxicas, etc., es posible que tu manera de pensar te esté complicando resolver determinadas situaciones. Ser muy exigente contigo mismo/a, con los/as demás, o con cómo deberían funcionar las cosas en general, puede llegar a ser bastante limitante en tu vida. La tiranía de los “debería” (yo debería ser …, los demás deberían hacer…, el mundo debería …) nos bloquea para poder generar alternativas saludables de afrontamiento ante las dificultades. Muchas veces para poder resolver lo que me angustia la solución está en cambiar la manera como tú vas a interpretar esa situación.
Por ejemplo, si quieres que tu pareja te acompañe a una fiesta y a él/ella no le apetece, puedes pensar “Mi pareja me debe acompañar a la fiesta, si no lo hace, está claro que no me quiere ni se preocupa por mí”. La frustración de no lograr lo que mentalmente “debería ser” puede hacer aparecer emociones muy negativas (cólera, depresión, sentido de culpa, ansiedad). Cuando esta es la manera habitual de pensar para ti, a la larga puede generar mucho sufrimiento, conductas de aislamiento y patologías como ansiedad, depresión, abuso de sustancias tóxicas u otros comportamientos de riesgo. Pero si ante esta misma situación piensas “Me gustaría que mi pareja me acompañara a esta fiesta”, aunque igualmente tu deseo no se alcance, tu pensamiento se basa en “la probabilidad”, es una idea relativa, contemplas que pueda ocurrir o no. De este modo, puede surgir tristeza o decepción, pero es más sencillo aceptar que no ocurra lo que yo espero. No existe una exigencia detrás que imponga que “debería ser”.