La vida se trata de escoger tu difícil

En pleno proceso de toma de decisiones , el otro día un ingenioso tiktok captó mi atención1. En él, el/la creador@ ponía en valor un sabio consejo materno: la vida se trata de escoger tu difícil. El planteamiento es una puesta en práctica en la vida diaria de la ACEPTACIÓN: las decisiones que tomamos en la vida no están exentas de componentes negativos, incluidas las que nos aportan la mayor felicidad que podamos experimentar. Por ejemplo, cuando deseas tener uno/a hijo/a y la prueba de embarazo te regala esas dos líneas rosas tan esperadas, te embarga una gran alegría que no tarda en mezclarse con preocupación, primero ese miedo a la pérdida en el primer trimestre, el deseo de que llegue san@, el temor por el parto, y una vez nacido/a el/la bebé, tanta alegría como preocupación hasta el infinito y más allá.

Como en nuestra sociedad actual parece que cualquier situación, interacción, o elección que nos produzca algo de malestar ser cataloga como “tóxica”, este me pareció un gran mensaje.

Elige tu difícil decía el texto: dedicarte a tu sueños es difícil, no ir a por tus sueños es difícil; trabajar por lo que amas va a ser difícil, no salir de tu zona de confort va a ser difícil; el matrimonio es difícil, estar soltero es difícil. Elige tu difícil.

A partir de estas premisas algunas ideas vinieron a mi mente. Quedarse quieto es prácticamente inviable, no hacer ya supone estar eligiendo. Bien estás en el trabajo que te gusta, bien en uno que te gusta menos; con o sin pareja; en el camino que deseas o yendo como pollo sin cabeza. Incluso si la opción escogida fuera “virgencita que me quede como estoy”, estarías haciendo algo. Todo esto obviamente está lleno de matices y abierto a la discusión. El blanco y el negro no suelen ser las únicas opciones en la vida, pero suelen dirigir nuestros pasos hacia lo que más o menos anhelamos.

Los difíciles de nuestras vidas que hemos valorado como éxitos, al ser recordados más tarde, suelen aparecer despojados de esa parte negativa (desasosiego, nerviosismo, impotencia…) que indudablemente acompañó nuestra lucha por alcanzarlos. Nos quedamos con que nuestros triunfos han sido un non stop de dicha. Aquellos difíciles que acabaron en malogro acompañan nuestra mente de sinsabores, conflictos, impotencia, a veces incluso de ruina. Es como si no hubieran existido las sonrisas, amistades, y experiencias positivas en nuestro camino del fracaso. Parece entonces que nuestros fiascos han sido un non stop de penurias.

Si miramos hacia atrás, ni nuestros triunfos han estado exentos de amarguras, ni nuestros fracasos de satisfacciones. Si eres capaz de tener esto presente, si pones en práctica la aceptación, afrontando la realidad tal como es, ambivalente, tus posibilidades de afrontar de forma eficaz un proceso de toma de decisiones se incrementan.

Comentaba el otro día una persona en consulta que había empezado a poner límites con amistades y me decía “No hago más que dejar cadáveres en mi camino. Me quedo a gusto porque digo lo que quiero decir, pero al mismo tiempo siento mucha tristeza”. En principio se extrañó cuando normalicé esta dualidad de emociones encontradas. A los pocos minutos de acabar nuestra sesión, me envió un post que Instagram le había sugerido nada más salir, que rezaba: “está bien sentirse triste después de tomar las decisiones correctas”, corroborando lo habitual que resulta la contradicción emocional. Dicho sea de paso, esto afianzó mi costumbre de poner el modo avión del teléfono durante las sesiones.

No existe una opción 100% perfecta para las decisiones que hemos de tomar en la vida. Elegir no nos va a librar de tristeza, pérdida, ansiedad, preocupación o sufrimiento. Así pues, estoy de acuerdo con el gran consejo de la mamá del tiktoker:

Esta herramienta de la Terapia de Aceptación y Compromiso compartida por el grupo ACT Argentina (www.grupoact.com.ar ) puede ayudarte a manejar la incertidumbre en situaciones diarias, y por ende, en decisiones vitales.

La ambigüedad se presenta como un problema en muchas situaciones. Considera algunas cosas en tu propia vida sobre las cuales tomar una decisión te ha generado ansiedad. Considera especialmente situaciones que tienen altas probabilidades de preocuparte: ¿deberías casarte, divorciarte, tener hijos, cambiar de carrera, empezar un nuevo negocio? Si tu experiencia particular con la ansiedad está menos ligada a resultados específicos, puedes jugar el juego de todos modos.

Intenta hacer esto al mismo tiempo que, intencionalmente, no decides entre una u otra alternativa, ni tampoco evalúas ni llegas a ninguna conclusión. ¿Tomarás alguna decisión en particular? ¿Entrarás en la situación en la cual sientes ansiedad? En lugar de decidirlo o llegar a una conclusión, permítete intrigarte respecto a qué harás. Si notas que estás decidiendo o sopesando los pros y los contras, gentilmente deja ir ese proceso y vuelve a la pregunta. Repítete la pregunta gentilmente, escuchando con cuidado cada palabra. Si te encuentras dándote una respuesta como “Bueno, no voy a hacer eso” o “Sí, parece una buena idea”, nota que estas sacando conclusiones acerca de un futuro desconocido. Tu conclusión quizá sea lo que más probablemente suceda, pero recuerda que a veces pasan cosas muy improbables.

Tantas veces como notes que estás resolviendo o decidiendo, gentilmente vuelve a la pregunta y descansa en ella. Permítete vagar en ella por unos minutos. Nota también con qué rapidez estás listo para seguir al siguiente punto de tu lista de cosas por hacer.

El objetivo de este juego es desarrollar sensibilidad respecto a la manera en que tu mente y tu cuerpo reaccionan frente a situaciones ambiguas y cultivar flexibilidad en la presencia de esa ambigüedad. ¿Qué te encuentras haciendo en esa situación? ¿Aceleras? ¿Huyes? ¿Discutes contigo mismo o te desconectas?

Aprender a sentarse junto a la ambigüedad puede ser un punto de partida muy importante para una vida liberada de la ansiedad –y la manera de hacerlo es resistir el impulso de perseguir respuestas a preguntas que bien podrían ser incontestables.

  1. He intentado ponerme en contacto con la persona que lo publicó en tiktok para poder compartirlo con su permiso, pero parece que esa cuenta no parece tiene activos los mensajes privados: “la cuenta con la que intentas contactar ha sido suspendida y puede que no lleguen tus mensajes” dice la app. Espero pues, que si por casualidad el/la autor@ encuentra este blog, no se moleste por hacer alusión a su contenido. En cualquier caso, siempre puede contactar conmigo a través de esta página web, y si lo desea, eliminaré las referencias que me indique. ↩︎